La Casa-Palacio de Las Palmeras

– Inaugurada en 1924 –

La Casa palacio Bolín-Martínez de las Rivas se concibe como un mirador desde el que capturar las visuales sobre el mar y el paisaje circundante. Para ello se sitúa en lugar preeminente una imponente casa principal de influencia cántabra en torno a la que se dispone un conjunto de edificaciones complementarias de menor tamaño con el propósito de organizar los accesos, los recorridos y las visuales interiores de la finca. Con esta disposición se favoreció la apropiación de la naturaleza y su incorporación al conjunto como un elemento determinante del carácter del lugar.

La casa de la familia Bolín Martínez de las Rivas (1921-1924) es un conjunto residencial y de recreo erigido en el barrio de El Limonar, al este de la ciudad de Málaga, sobre un promontorio con vistas al mar. Se trata de un palacete burgués que ejemplifica la novedosa tendencia de la alta burguesía malagueña de trasladar sus residencias permanentes desde el centro de la ciudad a esta nueva área de expansión a partir de finales del siglo XIX. Este cambio de tendencia en los modos de habitar de las élites locales coincide con un resurgir de la ciudad, tras la profunda crisis finisecular, que aparejó un proceso de modernización para convertir a Málaga en la ciudad-balneario del sur de Europa durante los meses de invierno, debido en gran medida a la bondad de su clima mediterráneo.

La familia Bolín-Martínez de las Rivas encarga al arquitecto malagueño Fernando Guerrero Strachan el proyecto de su casa familiar en una parcela resultante de dos fincas rústicas, situando su principal intervención sobre una loma de la Finca de Los Castillejos, antes conocida como Hacienda del Cónsul, y Las Palmeras.

En el extenso complejo, cuya superficie original sobrepasaba las 420 hectáreas, abarcaba por el oeste, desde las actuales torres de El Limonar, la vertiente este del monte de San Cristóbal hasta el Camino de los Almendrales. Por el este, desde la actual calle Carril de Castell, la acera impar de República Argentina hasta el arroyo Toquero y parte de El Mayorazgo.

A lo largo de este siglo, los usos del complejo se enmarcan en dos períodos fundamentales: los primeros cuarenta y cuatro años funciona como residencia familiar; y los siguientes cuarenta y seis años ―desde 1978 hasta la actualidad― como la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga.

“Un otero de aleros cántabros sobre el paisaje mediterráneo.”

La idea de la Casa Palacio nació de doña Mercedes, rica heredera de una de las mayores fortunas de España. Ella deseaba tener una casa al estilo de las mansiones que había frecuentado en el País Vasco, de donde procedía. Con estas premisas comenzó a construirse en el año 1921, y se terminó en el año 1924.

El complejo lo conforman cuatro edificaciones independientes: residencia principal, cocheras, portería y casa del guardés, además de miradores, torreones, fuentes y una alberca ornamental, quedando todas las edificaciones rodeadas por un jardín botánico de alto valor ecológico.

La implantación de la Casa Palacio Bolín Martínez de las Rivas se realizó, ubicando estratégicamente en primer término la edificación principal, con el fin de capturar las visuales sobre el mar y el paisaje circundante; y disponiendo seguidamente un conjunto de edificaciones complementarias de menor tamaño para ayudar a la organización de los accesos, los recorridos y las visuales interiores de la finca. Con esta organización se favoreció la apropiación de la naturaleza y su incorporación al conjunto como un elemento determinante del carácter del lugar.

Es de destacar la volumetría exterior del edificio: un juego de volúmenes de entrantes y salientes, cubiertos por tejados con importantes aleros a distintas alturas y el remate de un torreón sobre las cubiertas, que refuerzan la imagen del edificio. Los antecedentes familiares de doña Mercedes, de ascendencia vizcaína, explican algunos de los elementos formales utilizados por Guerrero Strachan, tomados del regionalismo cántabro representado por el arquitecto Leonardo Rucabado.

La edificación principal de unos 1.370 m2, se distribuía de la siguiente manera: En la planta baja, con conexión directa al jardín, se situaba un vestíbulo, loable por su espacialidad y su característica chimenea, desde este se accedía a un amplio salón que, además, contaba con una capilla privada. En la misma planta también se ubicaban el despacho, el comedor, conectado de forma directa con la cocina, y los aseos.

En la planta primera se disponía la zona más privada de la familia con un total de seis dormitorios, y en la planta segunda los del servicio junto con la zona de intendencia, así como una zona de almacenaje en el bajocubierta.

El estilo predominante en el exterior de la vivienda, y del resto de edificios circundantes, es ecléctico regionalista andaluz, que es el que define una de las etapas de la arquitectura de Guerrero Strachan.

El interior muestra una mezcla de estilos, pero destaca el neorrenacentista en las zonas nobles de la planta baja, exceptuando la capilla cuyo ábside es de estilo neogótico. Esta capilla, aunque estaba incluida en proyecto desde el primer momento, fue terminada algo más tarde que el resto de la vivienda.

De igual modo, son reseñables las molduras de yeso, las carpinterías de madera y las vidrieras, todo en su conjunto aporta aún más carácter a la vivienda.

El cuidado equilibrio entre el paisaje del lugar y la arquitectura proyectada, sumado a la estudiada presencia de la vegetación, da como resultado uno de los conjuntos residenciales suburbanos más representativos de la provincia. De ahí la reflexión del arquitecto Rafael Reinoso, que dice lo siguiente: 

La oportunidad que supone proyectar la casa junto a un amplio jardín de corte historicista con pequeños pabellones y edificios auxiliares, convierte el conjunto en un caso singular y único que puede presentarse probablemente no solo como su obra más singular, sino como la más interesante obra malagueña de la época. Ya no se trata solo de un edificio o un conjunto de edificios más o menos valiosos, sino de una estrategia de gestión de visuales y emociones, de un juego compositivo más atrevido en el diálogo entre todas las piezas del conjunto, que es sin duda un ejercicio proyectual propio de esta etapa histórica, y que por tanto, y porque no hay mucho más, se configura como un ejemplo excepcional.

Al tiempo de cumplirse cien años, sobre la Casa de los Bolín puede afirmarse que no solo preserva sus valores originales, sino que también manifiesta un cuidado equilibrio entre la preservación de la arquitectura original de Guerrero Strachan, a la vez que posee la capacidad de seguir creciendo a través de actuaciones contemporáneas que han favorecido el funcionamiento óptimo del conjunto.

C/ Palmeras del Limonar, 31. 29016 Málaga

Edificios relacionados