Ningún edificio ejemplifica mejor los anhelos de futuro de la Málaga de principios del siglo XX que las nuevas Casas Consistoriales, proyectadas conjuntamente por los arquitectos Manuel Rivera Vera y Fernando Guerrero Strachan. Su programa decorativo, inspirado en la historia de la ciudad pero especialmente profuso en alegorías de la ciencia, las artes, la industria y el comercio, pretende ser un reflejo fiel de aquel espíritu emprendedor en el que a la ciudad siempre le gustó reconocerse.