CASAS CONSITORIALES DE MÁLAGA
– Inaugurado en 1919 –
Ningún edificio ejemplifica mejor los anhelos de futuro de la Málaga de principios del siglo XX que las nuevas Casas Consistoriales, proyectadas conjuntamente por los arquitectos Manuel Rivera Vera y Fernando Guerrero Strachan. Su programa decorativo, inspirado en la historia de la ciudad pero especialmente profuso en alegorías de la ciencia, las artes, la industria y el comercio, pretende ser un reflejo fiel de aquel espíritu emprendedor en el que a la ciudad siempre le gustó reconocerse. El propio hecho de que el solar reservado a tal fin se escogiese en los amplios terrenos recientemente ganados al mar, fruto de las obras de extensión de los muelles, es un indicio claro del cambio de dimensión territorial en el que habían fructificado sucesivas décadas de prosperidad económica.
Producto de un concurso convocado a tal efecto, el proyecto ganador resultó en un edificio rotundo cuyo estilo, en palabras de sus autores, «será inspirado en el del Renacimiento», aunque se le ha clasificado con posterioridad por parte de la crítica como neobarroco, no exento de rasgos modernistas. Orientado hacia la dársena portuaria y rodeado de la pujante vegetación subtropical del flamante Paseo del Parque, se alzó como el primero de una serie de edificios institucionales que conforman el nuevo sector administrativo y representativo de Málaga.
“Los ideales de progreso de la ciudad, hechos arquitectura”
De acuerdo con la práctica tradicional, las plazas mayores españolas reservan uno de sus testeros para la casa consistorial. Málaga no era una excepción, y el lado occidental de la plaza de las Cuatro Calles (hoy plaza de la Constitución) albergó desde el siglo XVI el Ayuntamiento de la ciudad. Se materializaba así la dualidad de ámbitos de poder, eclesiástico y civil, en el que el primero estaba representado por la plaza del Obispo, donde se ubicaban el Palacio episcopal y la Catedral. Sin embargo, el mal estado de las Casas capitulares a mediados del siglo XIX aconsejó su demolición y sustitución por una edificación de nueva planta, cuyo proyecto llegó a redactar el arquitecto José Triguero. La falta de espacio hacía necesaria la expropiación de las fincas adyacentes para conseguir un edificio de mayor amplitud que la que había en el solar vacante; cuando la expropiación se reveló como inviable, se descartó la antigua sede y se hizo inevitable la búsqueda de una nueva ubicación. En el ínterin, la institución se alojó en diversas sedes provisionales.
Finalmente se optó por un solar ubicado en la Haza baja de la Alcazaba, en uno de los tres que quedarían disponibles tras la demolición del Cuartel de Levante y el lienzo de murallas del recinto exterior de la fortaleza. Una vez libre el espacio en 1904, se convocó un concurso para la construcción en ese lugar de un nuevo Consistorio Municipal, cuyas bases fueron aprobadas en marzo de 1911. De los dos únicos proyectos presentados, resultó vencedor el firmado por Guerrero Strachan y Rivera Vera. La primera piedra se colocó en 1911 y la recepción del edificio terminado se produjo en 1919.
En cuanto al edificio en sí, se trata de una construcción exenta con cuatro torres en las esquinas. Como es propio en una sede institucional de estas características, su planta está organizada en torno a un patio interior y de acuerdo al ceremonial inherente a las funciones que alberga. De esta forma, la caja de escalera cobra un protagonismo superlativo, al igual que el llamado Salón de Fiestas en la primera planta, hoy de los Espejos, en el que se realiza un notable tour de force decorativo. De forma singular, el Salón de Sesiones ocupa una posición menos relevante y no resulta evidente su posición desde el exterior.
La silueta del conjunto es muy estudiada, cubriéndose con cubiertas y cúpulas de geometrías y perfiles variados, con acabado de escamas. Protagoniza la fachada una torre del reloj, que remata y queda a eje con el balcón y el pórtico de entrada. Un frontón triangular confiere solemnidad a una composición que, en realidad, destaca por ser muy libre y poco canónica, a pesar de las pretendidas referencias clásicas invocadas por los autores.