SEMINARIO - CASA DIOCESANA

– Inaugurado en 1924 –

El Seminario diocesano es un amplio conjunto de edificaciones nacido con el propósito de adaptarse a las nuevas exigencias pedagógicas de mayor apertura a la sociedad, un requerimiento que el viejo Seminario situado junto a la Catedral ya no estaba en disposición de cumplir. Para ello, se buscó un emplazamiento alejado del núcleo urbano, al aire libre y en contacto con la naturaleza; un retiro diseñado para que los seminaristas disfrutasen de un retiro espiritual con unas vistas excelentes. El actual Seminario diocesano es un amplio conjunto de edificaciones cuyo núcleo primigenio fue diseñado por Guerrero Strachan, al que, con posterioridad, se sumarían nuevos edificios en sucesivas ampliaciones, ya obra de otros autores. La motivación del proyecto era proporcionar un escenario propicio para la formación de los futuros clérigos en un entorno apropiado; en este sentido, el lugar que durante siglos había albergado tal función (una construcción de tipo claustral adyacente a la parroquia del Sagrario y, más tarde, otra de similares características en calle Santa María, a la espalda del Palacio Obispal) no parecía reunir las condiciones necesarias por ser un espacio sombrío, insalubre y excesivamente bullicioso. Con el propósito añadido de adaptarse a las nuevas exigencias pedagógicas de una mayor apertura a la sociedad, se buscó un emplazamiento alejado del núcleo urbano, al aire libre y en contacto con la naturaleza. A tal efecto, la elección recayó en una finca de unas ocho hectáreas, propiedad de la iglesia, a la que se sumó otra de similar extensión, contigua a la primera; se trataba de un lugar elevado situado al noreste de la ciudad.

“Un retiro espiritual entre pinares con vistas al sur ”

A diferencia de lo que se asocia con el tipo arquitectónico de «seminario», lo proyectado por Guerrero Strachan se aparta de la clásica planta organizada en torno a un claustro al que se adosa una capilla. En este caso, por el contrario, se explotan las posibilidades ofrecidas por el sitio y se desarrollan de modo longitudinal en dos volúmenes independientes, dedicados a capilla y pabellón de los seminaristas, respectivamente. Para ello escoge como directriz de la actuación la divisoria de aguas de la elevación en la que se asientan, que coincide con la orientación este-oeste. De esta forma, las dependencias principales, las habitaciones de los seminaristas y un extenso pórtico en planta baja quedan mirando al sur y hacia las privilegiadas vistas, gracias al importante declive del terreno en esa dirección. La galería porticada queda cubierta por las terrazas de las habitaciones, quedando de este modo el plano de fachada de la planta primera retranqueado con respecto al de la baja y acentuando así su carácter de mirador abierto al paisaje. El alzado sur resultante es, en cierta forma, como si los cuatro lados de un claustro se hubiesen desplegado en un único plano, uno a continuación del otro, desarrollo que en ambos extremos se remata con sendos cuerpos que avanzan hasta enrasarse con el plano del pórtico. El alzado norte de la residencia, en cambio, es mucho más neutro, y queda concebido como una trasera.

En este eje citado queda también insertada la nave de la capilla, cuya portada se sitúa, por lo tanto, perpendicular a la fachada del pabellón de los seminaristas, que queda a la espalda del templo. Ambas construcciones permanecen diferenciadas por sus características formales, además de por su separación volumétrica y orientación. Así, la horizontalidad de la residencia queda contrarrestada por el impulso ascensional que se imprime al templo, y que habría sido mucho más acusado de haberse construido una torre que no llegó nunca a materializarse.

Estilísticamente, la capilla está inspirada en el arte mudéjar toledano. Su única nave se cubre con una armadura de par y nudillo que se apoya sobre muros de mampostería; el presbiterio, cuadrado, se cubre con una bóveda de nervios octogonal sobre trompas. Ambos espacios están conectados por un arco toral de medio punto polilobulado. Este arco toral se repite a ambos lados del presbiterio, cubriendo sendas tribunas. A los pies de la nave se dispone un coro cuyo forjado está formado como un artesonado de casetones octogonales; este coro se manifiesta al exterior mediante un ventanal circular, situado sobre la portada de carácter neogótico rematada por un tejaroz vidriado.

El pabellón de los seminaristas contrasta con el aspecto pétreo de la capilla, pues presenta amplios paños con revestimiento continuo de color blanco en el que se destacan los elementos decorativos (pilastras, frontones triangulares, etc.) de ladrillo visto. Su diseño recuerda al de la fachada del pabellón de Málaga de la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, diseñado por Guerrero Strachan y en el cual se inspiró en el patio ajardinado del palacio obispal, obra de Martín de Aldehuela.

Como es lógico, con estas premisas, el extenso complejo no solamente tiene unas notables vistas debido a su posición elevada, sino que él mismo se convierte en un importante hito del paisaje. El crecimiento del pinar de repoblación plantado a su alrededor con posterioridad ha atenuado en cierta medida su imponente presencia en el perfil urbano de Málaga.

C/ Obispo González García, 22. 29013 Málaga

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